viernes, 25 de junio de 2010

Creencias : De la Reina de Saba a los Rastafaris





Una historia de 3000 años con sugerentes atractivos me motivó a realizar un par de viajes en busca de lo que resta de sus orígenes y de la contemporaneidad de su tramo final.
Certezas, mitos, leyendas y mucha tradición oral otorgan a esta historia la facultad de despertar sensaciones y fantasías en todo aquel que decida interesarse en ella.


Yemen es una de las regiones más antiguamente habitadas del mundo. Las primeras civilizaciones conocidas del sur de la Península Arábiga existieron desde antes del año 1000 AC.
De estos reinos preislámicos se distingue el Reino de Saba. Coexistió y disputó supremacía con otros reinos pero casi siempre la mantuvo. Era muy extenso y mantenía relaciones fluidas con la región de Axum en el norte de Etiopía, donde un milenio más tarde prosperaría el Imperio Axumita.

(En un antiquísimo monasterio de Yeha que contiene uno de los tesoros más destacables de la Iglesia Etíope pude ver piedras inscriptas en alfabeto sabeo).

Poseían los sabeos gran riqueza generada por el buen manejo que hacían de las aguas de los wadis (cauces de ríos estacionales),







Ruinas de la Gran Represa de Ma´arib











en particular del Wadi Dhana en cuyas orillas erigieron Ma´arib, capital del reino,




Templo de la Luna.

Trono de Bilqis en Ma´arib


y por estar en el trayecto terrestre de la Ruta del Incienso que nacía en el puerto de Qana en el Golfo de Adén







Ruinas del puerto de Qana



y finalizaba en el litoral mediterráneo. Comerciaban valiosos productos provenientes de India y las resinas de incienso y mirra que se cultivaban en las costas surarábigas, ambas muy preciadas por egipcios, griegos y romanos. La distancia total se cubría en dos meses gracias a la introducción, por aquella época, de los camellos. Los caravaneros se encargaban de difundir ideas y rumores en ambos sentidos.

Era la sabea una sociedad politeísta y matriarcal en la que el poder se transmitía por vía femenina. La reina más trascendente fue Bilqis, conocida como la Reina de Saba. Hay referencias de ella en la Biblia sin darle nombre, en el Corán como Reina del Sur y en el Kebre Nagast, Libro de la Gloria de los Reyes de Etiopía, con el nombre de Makeda.
Contemporáneamente Salomón gobernaba Israel, incluido el reino de Judá. Era famoso por su sabiduría y poder y esa fama llegó a oídos de Bilqis así como llegó a los de Salomón la de la juvenil y virginal belleza de ésta.
Se establece un interés recíproco por conocerse. El de Bilqis basado en la sabiduría del rey y el de Salomón en sumar poder y riquezas estableciendo alianzas y en la belleza y virginidad de ella. Contar con un nutrido harén, que incluía a la hija del faraón de Egipto, parecía no alcanzarle y era conocida la atracción que ejercían en él las mujeres.
La Reina de Saba decide encarar el penoso y peligroso viaje al norte, a Jerusalén. Gran cantidad de camellos transportaban especias, piedras preciosas y más de cuatro toneladas de oro. En su mente llevaba una serie de acertijos desconcertantes para poner a prueba la sabiduría de Salomón.


La Reina de Saba y el rey Salomón en Jerusalén
Panel de la Puerta del Infierno del Baptisterio de la Catedral de Florencia






A Salomón le había llegado el rumor que la reina tenía en lugar de pies patas de cabra por haber pisado sangre de dragón. El detalle, nada menor, podría desmerecer la visible belleza de Bilqis. Para salir de dudas ordena pavimentar la entrada al palacio con cristales que cubrían agua. Cuando la reina ingresa creyendo que el piso estaba mojado levanta su vestido dejando ver sus pies que eran hermosos aunque sus piernas lucían abundante vello el que no pareció afectar las apetencias del tercer y último rey de Israel.



El encuentro fue animado. Se pactaron los acuerdos comerciales y todos los acertijos fueron resueltos por Salomón dejando a Bilqis embelesada. Tan admirable fue el efecto que se convierte al monoteísmo entonando una alabanza al dios Jahvé. Salomón recompensando el gesto le ofrece “cualquier cosa que desease” con la condición de que regresase a su reino.
En este punto de la historia aparece con fuerza la tradición de la iglesia ortodoxa etíope, que es de las iglesias cristianas la más cercana y relacionada a las tradiciones y religión judías. Según ésta la reina regresa al sur, pero no a Yemen, sino al sector africano del reino sabeo en el norte de Etiopía, y ya sin la virginidad que ostentaba en el viaje de ida.
Afirma la tradición que aquel ameno encuentro fue coronado por Salomón ofreciendo un banquete de despedida. La comida fue abundante y sumamente especiada. Al finalizar la reunión Salomón la invita a pasar la noche en su cuarto. Bilqis, a partir de este momento Makeda, puso como condición, adivinando las intenciones del rey, no tener que realizar ningún acto contra su voluntad a la que Salomón contrapuso la suya, sería respetada siempre que no tomara algo que a él perteneciera. Durmieron en lechos separados por una mesa sobre la que había una jarra con agua. Al promediar la noche la reina sintió mucha sed provocada por los condimentos de la cena y tomó la jarra para saciarla. En ese momento Salomón asió su mano y le recordó el pacto. Los detalles, aunque imaginables, se desconocen pero ya finalizado su viaje de regreso a Etiopía dio a luz a Menelik.
Al alcanzar los 22 años Menelik emprende un viaje a Israel para conocer a su padre. Éste lo recibe con beneplácito. Permaneció en la corte instruyéndose por no menos de un año. Salomón le ofreció ser su sucesor, oferta que no aceptó pero sí pidió regresar a Etiopía con algunos sacerdotes e intelectuales para crear una “segunda Sión”. Le construyeron para llevar consigo una réplica del Arca de la Alianza cuyo original, que contenía las tablas con los 10 Mandamientos, se guardaba celosamente en la más fabulosa de las construcciones salomónicas, el Templo de Jerusalén.
La noche previa a su partida Menelik cambia la copia por la original la que al finalizar el viaje deposita en un tabernáculo en la isla de Tana Chirkos en el lago Tana. (En mi visita a esa isla los monjes me mostraron tres pilares sacrificiales que testifican la importancia de la misma como templo judío de épocas precristianas).
Allí permaneció por siglos hasta que aproximadamente en el año 330 el rey axumita Ezana la trasladara a Axum. Ezana se convirtió al cristianismo y lo oficializó como religión haciendo de Etiopía el segundo país cristiano del mundo después de Armenia y antes que Constantino lo hiciera en el Imperio Romano.
El Arca permanece desde entonces en una pequeña iglesia anexa a la de Nuestra Señora de Sión en Axum y es custodiada por un sacerdote
que es la única persona que puede verla.

A los pocos años de su regreso de Jerusalén la Reina de Saba le delega su poder nombrándolo rey con el nombre de Menelik I. Su primer acto fue proclamar al etíope como “pueblo elegido por Dios”. Se inicia la Dinastía Salomónica que perduraría por tres milenios hasta 1974.
Seguir el hilo de sucesión de los 237 emperadores de este prácticamente inquebrantable linaje se hace complicado. Hasta el más acérrimo imperialista etíope acepta que hubo interrupciones antes de finalizar el siglo XIII pero no es mi intención quitarle encanto a la fantástica posibilidad de que no las haya habido hasta la muerte del emperador Haile Selassie I.
Este personaje, por su voluntad o por la de sus súbditos y seguidores, pasa ser el eje del último e inconcluso tramo de esta variopinta saga.
Nacido en Harar con el nombre de Tafari Makonnen, cuando su padre era gobernador de esa ciudad. Con el tiempo él ocupó ese mismo cargo con el título honorífico de “ras”. Pasó a ser llamado Ras Tafari.
Su familia pertenecía a la minoría cristiana de Harar, la cuarta ciudad santa para el Islam y mayoritariamente musulmana.
Esgrimiendo una rebuscada descendencia salomónica por vía de su abuela materna disputó la sucesión a Zauditu, la hija protegida del difunto emperador Iyasu. A la nobleza le convenía Zauditu por su visión naïf de la política y su inoperancia. Con la asunción de ésta en 1928 el compromiso de prioridad sucesoria quedó satisfecho y Ras Tafari es designado regente. La opinión del ras fue cobrando peso en las decisiones de la emperatriz y la relación se tornó muy tensa.
Todo comienza a “solucionarse” con la muerte en oscuras circunstancias del esposo de la emperatriz y dos días más tarde con la de Zauditu a causa de un dudoso ataque cardíaco .


En 1930 es coronado Negus Nagast, Rey de Reyes, bajo el nombre de Haile Selassie I con la presencia de dignatarios europeos. No hubo representación italiana ya que no podían dejar de recordar la bochornosa derrota que le infligieron los mal pertrechados etíopes en la batalla de Adwa en 1896. En la historia quedó registrada esta derrota como la primera sufrida por un ejército europeo a manos de africanos.
Haile Selassie (Poder de la Santísima Trinidad) fue muy “mimado” por la nobleza europea. Respondía a las invitaciones oficiales concurriendo con dos leones, seguramente para distraer la atención sobre lo poco imponente de su figura delgada y baja. (En ocasión de mi visita al Palacio Imperial, hoy devenido en museo, tuve la irrefrenable tentación de sentarme en su inodoro y lo hice mientras Quique, mi compañero de viaje, distraía a los guardias. Confirmé mi sospecha de que el artefacto, de color celeste, estaba instalado unos centímetros bajo el nivel del piso para evitar que los pies imperiales quedaran en el aire. También fue interesante estar en el lugar y la posición desde los cuales habría tomado más de una decisión política).
Gobernó con autoridad, casi totalitariamente. Su primer desafió no tuvo causas internas sino externas originadas, como es fácil imaginar, en Italia. Mussolini recurriendo al recuerdo de aquella humillación de Adwa enfervorizó a las masas y justificó la invasión a Etiopía desde Eritrea en enero de 1936. Entre sus primeras ocupaciones estuvo, para su inmensa satisfacción, Adwa.
Cuando alcanzaron la capital, Addis Ababa, Haile Selassie partió al exilio en el Reino Unido. La invasión duró hasta que las tropas británicas derrotaron a las italianas en 1941. Inmediatamente retomó su trono. Gobernó 33 años más pero ya todo le fue más complicado. Las repercusiones de la Segunda Guerra Mundial, las guerrillas de liberación eritreas y una hambruna por sequía que costó 200.000 vidas minaron su poder y posibilitaron un golpe militar de inspiración socialista en septiembre de 1974.
Tres mil años de dinastía salomónica finalizaban con un octogenario emperador condenado a terminar sus días encerrado en su palacio. Oficialmente muere en agosto de 1975 por complicaciones en una intervención quirúrgica de próstata. Se sospecha que en realidad fue asesinado por orden de Mengistu, el lider del socialismo etíope. (La versión de Teshe, mi intérprete, es que fue arrojado desde un avión en el desierto de Danakil).
Sus restos fueron enterrados deliberadamente junto a una letrina. Exhumada su osamenta en 1990 fue almacenada en el Mausoleo Menelik II de Addis Ababa hasta darle formal y definitiva sepultura en la Catedral de la Santísima Trinidad en noviembre de 2000 acompañada por una multitudinaria procesión compuesta mayoritariamente por un contingente internacional de rastafaris encabezados por Rita Marley, viuda de Bob Marley, que en el responso exclamó, “El pueblo rasta amará por siempre a Su Majestad Imperial, Emperador Haile Selassie I. Su reinado no tiene fin”.
Aunque los nombro por primera vez hay un correlato histórico y una sincronía llamativa entre la vida (y la muerte) de Haile Selassie y el nacimiento y evolución del movimiento rastafari.
Este movimiento socio-cultural y religioso surgió entre la población negra de clase trabajadora en Jamaica teniendo como base la lucha y las ideas panafricanistas de Marcus Garvey. Fundador en 1914 de la Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro (UNIA) es considerado profeta por su predicción que un rey negro sería coronado y liberaría a África de la opresión europea.
Cuando en 1930 coronan al hasta entonces Ras Tafari Makonnen como Haile Selassie I, Rey de Reyes, Señor de los Señores y León Conquistador de las Tribus de Judá se desató el paroxismo.
El rastafarismo se fue armando sobre un entramado de creencias que sustentaban la idea de una Sión Etíope. La coronación y sus circunstancias satisfacían en algún modo a todas.
. Etiopía fue el único país africano que escapó al colonialismo europeo (las italianas sólo fueron invasiones).
. Haile Selassie fue el único líder negro aceptado por las casas reales europeas.
. Era el eslabón último y viviente de la Dinastía Salomónica y para una creencia como la rastafari abrahámica y sincrética su ascendencia judía era fundamental.
. La certeza de que judíos negros, los felashas, han habitado por siglos en Etiopía aislados del resto del judaísmo por las vastas regiones de Medio Oriente y norte de África controladas por el Islam valida su creencia que Etiopía es Sión.

Haile Selassie era un cristiano devoto y siempre se negó a aceptar el estatus divino que le habían dado los rastafaris
y nunca se jactó de ser el mesías. Comenzó a contactarse con ancianos rastafaris en Addis Ababa para valorar correctamente el fenómeno en el cual era, supuestamente, involuntario protagonista. Gran parte de sus tierras particulares en Shashemene las cedió al movimiento para permitir el asentamiento de muchos de sus seguidores.




Las casas rastas de la zona se distinguen por estar ornamentadas con figuras que representan al León de Judá o a Bob Marley.



En el centro de Shashemene está el Museo Black Lion, con buenas piezas de colección y documentación, pero administrado por un rastafari de mal carácter llamado Robinson que consiguió hacer decrecer el entusiasmo que alentaba nuestra visita.


La interacción de Haile Selassie con el rastafarismo lo incentivó a adoptar algunas posturas reformistas en sus decisiones políticas.
La invasión de los fascistas italianos fue vista como una agresión de Babilonia, que es como los rastafaris denominan a la sociedad capitalista blanca y su compulsión al consumo y sus alienadas formas de vivir.
El 21 de abril de 1966 el emperador visitó Jamaica reforzando enormemente el movimiento, pasando a ser ese día una de las festividades rastas más importantes con el nombre de Groundation Day.
La década de los 70 marcó la proyección del rastafarismo a nivel internacional, más allá de Jamaica y Etiopía, gracias a la música reggae, que aunque no es su música ceremonial la mostraron ligada a sus creencias.
El derrocamiento de Haile Selassie derrumbó muchos de los sueños e hizo que se desacelerara el entusiasmo rastafari. Peor aún los sorprendió su muerte. No supieron como asumirla. La gran mayoría pensó que había trascendido lo terrenal para ser absolutamente divino.
Ya comenté más arriba la emotiva y multitudinaria despedida de sus restos que contó con la presencia de Rita Marley.
Mucho de lo que hoy vemos asociado al rastafarismo es moda y tendencia pero perduran enclaves en los que creencias y tradiciones se mantienen tenazmente.
Su fe tiene manifestaciones estéticas, musicales, simbólicas y ceremoniales.
En lo estético los caracterizan los dreadlocks (trenzas, que usa la mayoría), los tams (gorros tejidos) y la vestimenta holgada con los infaltables colores de la bandera etíope, verde, amarillo y rojo.
Musicalmente lo más reconocido es la música reggae, particularmente a partir de que Bob Marley incluyera en sus temas salmos de la Biblia rastafari, y el ska. Ambas son consideradas por los más fundamentalistas como no representativas. La auténtica expresión musical del movimiento es el burru o tambores nyahbinghi.
Sus símbolos y la interpretación de los mismos son distintivos.




La bandera etíope anterior a la actual modificada por el Derge (Comité Coordinador Militar) que asumió tras el golpe de 1974 resume mucho. El color verde representa la naturaleza a la que cuidan y respetan, el amarillo la riqueza de su tierra, el rojo la sangre derramada por los que lucharon por la causa rastafari y la figura del León de Judá a la Dinastía Salomónica. El color negro, no presente en la bandera, simboliza al pueblo africano.
Los dreadlocks recuerdan la melena del león y su uso (no exclusivo) tiene fundamento bíblico y es un voto para Jah (su forma de nombrar a Jahvé).


Las ceremonias son de varios tipos pero tienen en común los cantos de himnos, lecturas de salmos y capítulos
de su versión de la Biblia basada en el Kebre Nagast ya que creen que las traducciones estándar de la Biblia presentan cambios creados por la estructura racista y eurocentrista blanca del poder. Se desarrollan acompañadas por música nyahbinghi con tambores africanos que suenan al ritmo del latido del corazón.
Algunas de sus ceremonias como la asamblea espiritual del Groundation Day son similares en muchos aspectos a los oficios religiosos judíos.
Otra ceremonia de carácter parlamentario es el "razonamiento", en ella se organiza la comunidad y se escuchan las voces y pensamientos de todos los congregados.
Una de las doctrinas más importantes es la del uso opcional del cannabis (marihuana), ya que ésta es la planta sagrada de los rastafaris y es utilizada en varios rituales que podrían llevar a elevar los pensamientos y a tener una íntima comunión con Jah. No es utilizada por todos, ya que algunos rastafaris pueden alcanzar ese estado de meditación sin tener que recurrir al ganja, que es como ellos la denominan. Si fuman, será para meditar y así en una manera más profunda, conocer; no lo hacen en ningún momento para conseguir placer superficial sino interior.
Dicha planta se utiliza como sacramento de la Iglesia Etíope, así como los católicos toman hostias. Fundamentan su uso argumentando que una planta de cannabis fue encontrada sobre la tumba del Rey Salomón al día siguiente de su inhumación.

Aunque la aspiración política de repatriar a los negros a Etiopía no se concretará y la exánime Dinastía Salomónica no renacerá transitamos después de tanto recorrido el último tramo de esta historia impregnado por aromas de benignidad que emanan de ese orden de vida rastafari sediento de libertad mental, espiritual y terrenal.