sábado, 18 de febrero de 2012

Lugares: El Monasterio de Tashilhunpo en Shigatse



Shigatse es la segunda ciudad de Tíbet después de Lhasa, la capital. Como toda ciudad de esta región consta de una parte antigua de arquitectura tibetana tradicional y otra china de diseño marxista con amplios bulevares y edificios cúbicos y desabridos.
La parte tibetana es el sector antiguo al pie del dzong (fuerte), hoy en un estado ruinoso que esconde su pasado de gloria como residencia real, y alberga el mercado. Lindando con ella se halla el Monasterio de Tashilhunpo, la principal atracción de Shigatse.










Hasta el siglo XVII Shigatse le disputó a Lhasa el control político y espiritual del Tíbet y fue centro de instrucción monástica de la secta de los Gorros Rojos (Nyingmapa) hasta que el Quinto Dalai Lama con la ayuda de un khan mongol consiguió imponerse y unificar el país bajo el dominio de la secta de los Gorros Amarillos (Gelugpa). Tashilhunpo es una de las seis grandes instituciones monásticas de la secta y con seguridad la mayor en funcionamiento del Tíbet actual. Un incomparable lugar para explorar.
Para hacerlo hay que tomar algunas precauciones.




Muchos monjes son informantes del gobierno chino, se distinguen porque dominan el inglés y son poco amistosos. Se debe evitar hacer comentarios adversos a las autoridades chinas y regalar a los monjes estampas del Dalai Lama, tan preciadas como prohibidas.



Fundado a mediados del siglo XV por Genden Drup







que más tarde sería allí entronado como Primer Dalai Lama estuvo aislado por la corriente dominante de los Gelugpa afincados en Lhasa. Esta situación se mantuvo hasta la mencionada intervención del Quinto Dalai Lama. Éste declaró a su maestro, el entonces abad del Tashilhunpo, como una manifestación de Amitabha (una deificación de la facultad de Buda del perfecto conocimiento y percepción). Nace así el linaje de los Panchen Lama. El título Panchen significa Gran Erudito y recayó tradicionalmente en los abades de Tashilhunpo, que a su vez fueron los encargados de encontrar las reencarnaciones de los Dalai Lama.
La aparición de esta línea de líderes espirituales no intentaba rivalizar con los Dalai pero introdujo el fantasma de una rivalidad en la orden Gelugpa.
Estratega de la discordia la dinastía Qing nombra al siguiente Panchen Lama gobernador de Tíbet Occidental, acto que se considera como la primera maniobra política china para crear un cisma entre los Panchen Lama y los Dalai Lama.
En 1995, Tenzin Gyatso,el actual Dalai Lama





anunció el hallazgo de la reencarnación del 10° Panchen Lama, muerto en 1989 oficialmente por un ataque cardíaco y extraoficialmente por envenenamiento. El 11° Panchen Lama, Gedhun Chökyi Nyima, se encuentra desaparecido desde poco tiempo después, ya que tras el anuncio del Dalai Lama, fue detenido junto a toda su familia por el ejército chino. Así, con tan solo 6 años, se convirtió en el preso político más joven del mundo. Desde esa fecha nada se sabe de él ni de su familia, aunque el gobierno afirma que están libres y con identidad reservada. El gobierno chino ha elegido, por su parte, un "falso" Panchen Lama, que goza del apoyo político y económico de China.
Simultáneamente con la detención el monasterio de Tashilhuinpo fue invadido por la policía y unos cincuenta monjes, incluido el abad, fueron arrestados. Desde entonces flota en la atmósfera la sospecha de la presencia de monjes infiltrados.
Salvo estas agresiones políticas es uno de los pocos monasterios tibetanos que capeó las tormentas de la Revolución Cultural con escasos daños.


Al margen de toda consideración histórica Tashilunpo tiene sobradas características arquitectónicas, ambientales y rituales que hacen fascinante su visita.

Desde la explanada que se abre frente a la entrada del complejo se ve los encalados barrios monacales bajo los edificios ocres rematados con techos dorados de las tumbas de los Panchen Lama.














Al fondo y como parte del muro que rodea la ciudadela destaca una inmensa pared en la se exponen gigantescos thangka en oportunidad de los escasos festivales anuales, siendo el más importante el que se celebra el 15° día del 5° mes lunar (alrededor del mes de julio). Los thangka son pinturas religiosas tibetanas muy coloridas y llenas de simbolismos hechas en brocados de seda.

Caminar por los barrios monacales de esta ciudadela permite palpar la vida cotidiana de sus 600 monjes. Casi todo lo hacen en silencio y abstraídos.
Calles casi desiertas entre edificios blanqueados de uno a cuatro pisos de altura




en los que resaltan ventanas en voladizo con telas fruncidas en los dinteles que parecen danzar con el viento y




pesadas puertas, algunas abiertas a floridos patios que esconden más que lo que revelan.















Comencé a subir por la empinada calle que flanquea los Colegios Tántrico y Filosófico acompañando a una anciana





que oraba en voz baja haciendo girar su rueda manual de oración y que se dirigía al lugar donde se desarrolla el pequeño kora o circuito de peregrinación interno.


Una terraza con tres chörten, estupas que contienen reliquias,




uno de ellos con remate de un sol apoyado sobre una luna creciente que simbolizan la sabiduría y la compasión.




















Los fieles deben dar 108 vueltas en el sentido de las agujas del reloj y en cada una de ellas desplazan una de las 108 piedritas que cada fiel alista en un montículo al iniciar el ritual.
















Existe también el gran kora que circunvala externamente el templo y que debe ser recorrido 3 veces.
3 y 108 son números sagrados del budismo.


Seguí ascendiendo camino al sector principal del monasterio. Una mujer encorvada




parecía indicarme el camino y otra de plácida sonrisa













me invitaba a avanzar para finalmente entrar intrigado












al Templo de Maitreya que alberga una estatua gigante de 27 metros de altura del Buda llamado “del futuro”.





Siempre dentro de este sector, el más elevado, recorrí acompañando a los fieles
















las tumbas y capillas del Palacio del Panchen Lama que exhiben cientos de imágenes doradas








de evidente trascendencia y profundo significado pero que mi limitada erudición sólo alcanzó para desencadenar mi asombro y admiración.







Arribé finalmente al Templo Kelsang, sin duda el edificio más importante del complejo monástico.
Desde unas galerías decoradas con 1000 figuras de Buda, todas diferentes,



















se aprecia su gran patio y el movimiento cotidiano de los monjes, desde los que limpian







hasta los que recuentan y seleccionan los votos y el dinero de las donaciones.







En el centro se erige un gran mástil de oración






sobre el que una máxima dice:”El día que en que caiga, el budismo desaparecerá del Tíbet”.













En medio de tantas impresiones puede disfrutarse de pequeños detalles como cruces esvásticas de la religión bon,




raíz tibetana del budismo, en los pisos; diminutas figuras de Buda e inscripciones









del mantra Om mani padme hum en las paredes









y simbólicos ornamentos en los techos.









Comencé el regreso a Shigatse descendiendo en zigzag buscando rincones ocultos y sorpresivamente capté esta imagen de un monje.






La conservo en mi recuerdo como la síntesis de la religiosidad, la devoción, la energía y el misterio que irradia Tashilhunpo y que enriquecieron esta inolvidable experiencia.